¿Sueño, hambre o aburrimiento?
- Ana Laura

- 22 sept 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 28 sept 2023
Últimamente he estado pensando mucho en las emociones.

Hace unas semanas, acompañé a una amiga y su hija de 3 años al supermercado. Mientras hacíamos la cola para pagar, la hija de mi amiga, que había pasado toda la mañana emocionada y de buen humor, tuvo un repentino cambio de actitud. Mi amiga, que es una mamá súper pendiente, le preguntó qué le pasaba. No recuerdo las palabras exactas, pero fue algo muy parecido a: ¿estás bien? ¿tienes sueño o estás aburrida?
Ella se quedó contemplando las opciones por unos momentos, para luego contestar que no pasaba nada malo, solamente estaba cansada.
Esto me hizo pensar en que los niños de esta generación están mucho más conectados con sus sentimientos que los de la mía. Me sorprendió cómo, al utilizar el término “cansada”, ella demostró que comprendía la diferencia entre ambas sensaciones, y que podía identificar cuál estaba sintiendo en ese momento.
¿Cuántas veces yo, a mis 30 años, no sé identificar si mi mal humor se debe a sueño, hambre, o simple aburrimiento?
Por eso decidí ponerme el reto de “ponerles nombre a mis emociones”, que consiste en: cada vez que siento una emoción fuerte, paro un segundo y trato de conectar lo que estoy sintiendo con una emoción específica.
¡No fue nada fácil! Para empezar, tuve que googlear un listado de sentimientos y leer sus definiciones ¡hay tantos sentimientos que, en primer plano, se ven iguales, pero al analizarlos tienen una esencia completamente diferente!
Sin embargo, los resultados han sido increíbles. Por ejemplo, me di cuenta de que la mayoría de las veces que me “enojaba” en realidad solo estaba sintiendo frustración y desesperación. Es algo común, a veces experimentamos emociones que no corresponden al enojo, pero las vivimos como tal, ya que éste, al ser una respuesta primaria y primitiva, se coloca fácilmente sobre la emoción real.
Pero ¿cuál es la gran diferencia entre enojo y frustración? El primero aparece en respuesta a una situación que percibimos como dañina o injusta, mientras que la segunda lo hace en respuesta al incumplimiento de nuestras expectativas. ¿Esto qué significa? El enojo responde a factores externos y la frustración a factores internos. Y, si bien no podemos controlar lo que nos sucede, regular nuestras expectativas es algo mucho más sencillo. Plantearnos metas y objetivos alcanzables y comprender que las demás personas son libres de actuar de la manera que ellos decidan, es una parte importante del proceso de madurez emocional.
Este es solo un ejemplo, que para mí es de los más importantes, porque siempre he necesitado controlar lo que sucede a mi alrededor. Es impresionante cómo algo tan simple me ha ayudado tanto, en tan poco tiempo.



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